INCAPE

Menor consumo energético y mayor respeto por el ambiente

Paula Brussino estudia el desarrollo de películas delgadas y estables sobre sustratos microestructurados en procesos catalíticos.


(arriba, izq.) M. Alicia Ulla, P. Brussino y Viviana G. Milt; (abajo, izq.) Ezequiel D. Banús y Juan P. Bortolozzi" (Foto: gentileza entrevistada).

 

La Lic. Paula Brussino, becaria del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Catálisis y Petroquímica (INCAPE) de la ciudad de Santa Fe, estudia el desarrollo de películas delgadas y estables sobre sustratos microestructurados en procesos catalíticos. Un ejemplo de sustrato es el que se utiliza en el catalizador que se encuentra en la salida de los caños de escape de los automóviles, encargado de tratar los gases producidos por la combustión.

“Mi actividad consiste en sintetizar catalizadores estructurados y estudiar su aplicación en una reacción de producción de etileno -un compuesto químico- a partir de etano, la cual es una alternativa que busca generar un ahorro energético respecto de los procesos de obtención actuales. Para ello, utilizamos un sustrato sobre el cual depositamos películas catalíticas y las evaluamos en la reacción mencionada”, explica.

¿De qué “películas” se trata?

Estas películas están compuestas por un material soporte, alúmina, y una fase activa, óxido de níquel. Las utilizamos para intentar disminuir la temperatura de operación del reactor de manera de, a futuro, producir etileno con menor consumo energético y a través de un proceso más amigable con el medio ambiente. Actualmente, este compuesto se genera mediante un proceso denominado craqueo con vapor, el cual requiere temperaturas superiores a los 800°C. Con la ayuda de un catalizador adecuado se podrían lograr elevadas producciones de etileno a temperaturas relativamente bajas (400°C).

¿Qué resultados ha obtenido hasta el momento? ¿En qué se aplican?

Hasta ahora, hemos obtenido resultados satisfactorios pero aún falta mejorarlos para que sean competitivos con el proceso industrial. Y hemos agregado otro elemento, además del níquel, a la fase activa con el fin de que actúe como promotor, aumentando el rendimiento, es decir, la producción de etileno.

¿Su valor es académico, o podría interesar a nivel industrial?

Por ahora, los resultados son de valor académico ya que falta mucho por hacer e implica que las industrias cambien la tecnología para producir este compuesto. A futuro, tiene interés industrial ya que traería ventajas frente al proceso actual de producción tales como menor consumo energético, menores costos de producción y separación y materiales más económicos.

¿En qué elementos de uso cotidiano podemos reconocer aplicaciones de los resultados de su campo de estudio?

El elemento más conocido de uso cotidiano son los catalizadores estructurados que utilizan como sustrato los monolitos de cordierita, ampliamente difundidos a la salida de los caños de escape de los automóviles para tratar los gases resultantes de la combustión. Por otro lado, el etileno, que es el producto de la reacción en estudio, se utiliza mayoritariamente para sintetizar polietileno, entre otros compuestos. El polietileno se utiliza en adhesivos, envases y recipientes, embalajes, tubos, piezas mecánicas, entre otros.

(*) Becaria interna doctoral del Conicet en el Incape “Ing. José M. Parera” (UNL-Conicet), bajo la dirección de la Dra. María Alicia Ulla (investigadora principal del Conicet en el citado Instituto). Nacida en Rafaela (Santa Fe), es Lic. en Química (FIQ/UNL). Entrevistó: Lic. Enrique Alberto Rabe (ÁCS/Conicet Santa Fe). 

© INCAPE/UNL/CONICET - CONICET SANTA FE - EL LITORAL