GÉNERO Y CIENCIA

“La ciencia debe aumentar la dignidad humana”

Dora Barrancos es directora del CONICET y estuvo en el CCT Santa Fe -invitada por el IMAL- disertando sobre género y ciencia.


Dora Barrancos en el CCT Santa Fe

 

Licenciada en Sociología y doctorada en Historia, integra el Directorio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, clara muestra de la creciente presencia femenina que se va dando aquí y en todo el mundo científico.

En su intervención destacó que el reconocimiento de derechos y la igualdad deben primar en todos los ámbitos. Los laboratorios, doctorados, aulas y bibliotecas, así como los proyectos de investigación  y transferencia tecnológica son animados por un creciente número de mujeres, lo que se manifiesta en el CONICET; la mayor institución científica de nuestro país donde el  porcentaje femenino ha superado el 50 % de sus trabajadores.

Profesionales y docentes altamente especializadas, técnicas de las más diversas áreas, becarias en etapa de perfeccionamiento y científicas de todos los campos del saber  se desempeñan en los más de 250 centros e institutos de investigación que tiene el CONICET en todas las provincias; lo que también ocurre en los 14 institutos que tiene el CONICET en Santa Fe con la UNL y la UTN, y que son habitados por hijas, madres y compañeras que aprenden, enseñan, investigan, publican, producen y conducen buena parte del quehacer científico.

Sobre esta cambiante realidad se explayó la investigadora, cuestionando -desde las cavernas hasta hoy-, las injustas diferencias de las sociedades que  relegaron en muchos planos a la población femenina.  Entre datos y cuestionamientos, planteó varios ejes sobre el debido reposicionamiento de la mujer en todos los ámbitos de la vida en sociedad.

Desde los orígenes, los humanos van surgiendo pero como una especie débil, lo que establece la necesidad de un  cuidado prolongado de los recién nacidos. Así se moldea un prisma cultural que se refuerza con el inicio de la agricultura, desarrollo que revolucionó las formas de vida. Con los siglos  se producen cambios de hábitos que consolidan una fuerte división de roles, instalando el  cuidado doméstico y peridoméstico. Con el devenir histórico, la complejización de las sociedades fue redistribuyendo las funciones asignadas al género, dando pie a culturas patriarcales que cimentaron la “secundarización femenina”.

El siglo XIX profundiza las divisiones, acrecentando formas de explotación y marginación, entre razas y clases sociales y también entre sexos. El orden patriarcal regido por varones establece múltiples exclusiones que generan injustas divisiones que nada  tienen que ver con la naturaleza ni con lo mejor de las religiones y esos mismos valores también dominan el campo científico, aunque hoy están siendo cuestionados y se hallan en pleno retroceso. Uno de los pilares del patriarcado es el “acostumbramiento” de muchas mujeres que aceptan ser relegadas a una segunda categoría, por lo que es clave el “darse cuenta”, como partida para una saludable insurgencia.

Para finalizar, la Dra. Barrancos afirmó que “... no importa el feminismo sino la capacidad de cada mujer para  observar a tiempo la discriminación”, esto permite la toma de conciencia para no aceptarla. “ El logro cotidiano de la igualdad es esencial -incluso en nuestra Constitución Nacional-, para que las mujeres sean “sujetos protagónicos de una revolución doméstica que, seguramente, también impactará también en una revolución científica”.

Lic. Lautaro Massa (ÁCS/CONICET Santa Fe)