IHUCSO (CONICET, UNL)

“¿Quo vadis, América Latina?", un ensayo premiado

“¿Quo vadis, América Latina?: periferia, heterogeneidad estructural y los persistentes problemas de la (des)igualdad”.


Foto: gentileza Mg. Victoria Castro Demiryi, IHUCSO.

“¿Quo vadis, América Latina?: periferia, heterogeneidad estructural y los persistentes problemas de la (des)igualdad”, un ensayo premiado

Su autora es la Mg. Emilia Ormaechea, Becaria Interna Doctoral del CONICET en el IHUCSO Litoral* (CONICET, UNL) de la ciudad de Santa Fe. Acaba de obtener una Mención Honorífica en el concurso internacional que organizaron conjuntamente la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Le Monde Diplomatique (edición Cono Sur) y el portal de noticias NODAL en conmemoración de los 70 años de la creación de la CEPAL.

“Desde hace cinco años me desempeño como becaria bajo la dirección del Dr. Víctor Ramiro Fernández, Director del IHUCSO Litoral. Comencé trabajando con becas de iniciación a la investigación científica durante los últimos años de la carrera de grado (Licenciatura en Ciencia Política), y luego continué con el proceso de formación de posgrado, primero con una Beca de Posgrado para Docentes de la UNL, con la que realicé la Maestría en Ciencias Sociales en la misma universidad; y actualmente, con una beca Interna Doctoral, otorgada por el CONICET, para la realización del doctorado en Desarrollo Económico en la Universidad Nacional de Quilmes. Desde la creación del IHUCSO me desempeño como becaria en dicho Instituto, y además integro el equipo de dos cátedras: por un lado, ‘Globalización y Desarrollo’ (FCJS), y por otro, ‘El desarrollo de América Latina en la economía capitalista contemporánea’ (FHUC)”, narra.

¿Cuál es su tema de investigación?

Actualmente, con la Beca del CONICET trabajo en un proyecto colectivo en el que procuramos dar cuenta de determinadas características de lo que denominamos “Estados periféricos”, es decir, Estados que están insertos en el sistema económico e interestatal capitalista, y que i) producto de los procesos geopolíticos y geoeconómicos más generales, ii) por el tipo de vínculos desarrollado con las economías centrales, y iii) por las especificidades de sus propias trayectorias históricas han presentado mayores dificultades para viabilizar una estrategia de desarrollo en la región. Al hablar de dificultades para el desarrollo nos referimos a la imposibilidad de viabilizar un proceso de crecimiento económico acompañado de mejoras sustanciales del nivel de vida de gran parte de la población, principalmente porque las estructuras productivas latinoamericanas se caracterizan por ser primarizadas, heterogéneas, concentradas y extranjerizadas. Al mismo tiempo, esta teorización del Estado capitalista periférico es puesta en relación con diversas teorías del desarrollo que son implementadas en la región, o que han nacido en los mismos espacios periféricos, tal el caso del estructuralismo y el neo-estructuralismo latinoamericano, sobre el cual escribí algunas reflexiones en este ensayo en particular, con el que obtuve la Mención. Luego, a partir de todo ello, estudiamos de qué modo los problemas para el desarrollo latinoamericano están también asociados al tipo de Estado que se configuró en América Latina, tanto en clave histórica como en la actualidad.

¿Es un campo nuevo?

El estudio de la teoría estructuralista latinoamericana no es una novedad en sí misma. De hecho, ha sido una teoría muy importante para los estudios del desarrollo latinoamericano por tres cuestiones principales: 1) porque fue la primera teoría que surgió propiamente en América Latina. El autor que da “origen” al estructuralismo fue el economista argentino Raúl Prebisch, y sus contribuciones fueron posteriormente complementadas por los aportes de otros autores latinoamericanos, tales como Celso Furtado, Aníbal Pinto, Enzo Faletto, F. H. Cardoso, entre otros; 2) porque dicha teoría ofreció una interpretación original para entender las dificultades para el desarrollo latinoamericano, a partir de identificar la existencia de economías centrales y periféricas, y el modo en cómo el vínculo de América Latina con las economías centrales terminaba por relegar a la región a un posicionamiento dependiente y vulnerable; y 3), porque ofreció un sustento teórico a las estrategias de industrialización que se pusieron en marcha en América Latina con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial.

Ahora bien, lo que nosotros procuramos trabajar es, justamente, el abordaje del Estado en el marco de dicha teoría (y en las contribuciones cepalinas más actuales), porque se le asignaba un rol central para impulsar las transformaciones necesarias para cualificar el proceso de acumulación, pero en realidad el Estado latinoamericano no fue estudiado en sus particularidades y características en la periferia. En ese sentido, nuestro trabajo sí representa un campo de investigación novedoso porque proponemos situar al Estado como un “problema” para llevar adelante aquellas acciones que la teoría suponía que podría realizar pero que, efectivamente, nunca pudo concretar. Es decir que, si bien desde el estructuralismo se identifican economías centrales y periféricas, nosotros proponemos incorporar en dicha diferenciación analítica la existencia de Estados centrales y periféricos, y situar a estos últimos como un elemento explicativo de la imposibilidad de superar aquel posicionamiento periférico en el marco de la economía capitalista mundial.

En su opinión, ¿qué desafíos tiene el Estado para el desarrollo argentino?

Si algo vamos aprendiendo del estudio del capitalismo y de las trayectorias de desarrollo es que el libre juego de las fuerzas de mercado no ha abonado al desarrollo de América Latina (y, en realidad, de ningún otro país en la economía mundial). Las experiencias de los países desarrollados, y sobre todo de aquellos que excepcionalmente han logrado superar su patrón de inserción internacional periférico en un período histórico reciente (tal el caso de los países del Este Asiático), nos han demostrado que los Estados han tenido un rol central en el direccionamiento del patrón acumulativo. Por eso entendemos que el Estado debe ser abordado como un actor central en una estrategia de desarrollo que procura, principalmente, transformar las dinámicas de acumulación en la periferia.

Si bien, históricamente, los Estados latinoamericanos han presentado restricciones para viabilizar estrategias de desarrollo orientadas a mejorar sustancialmente la calidad de vida de gran parte de la población, entendemos que una estrategia orientada a superar aquellas restricciones no puede basarse, justamente, en la desarticulación de aquellos Estados, sino más bien en su reconfiguración y fortalecimiento. Ello implica un desafío muy grande, no sólo en términos organizativos y de prácticas de intervención sino también en términos teóricos y político-estratégicos. Necesitamos nuevas herramientas teóricas para comprender las especificidades de los Estados en América Latina, y para desde allí articular un proyecto que, sobre la centralidad del Estado, pueda dar respuestas a los problemas estructurales de la región. Y necesitamos, también, la construcción de proyectos políticos que sustenten y legitimen aquellas transformaciones necesarias, que naturalmente van a ir en contra de los intereses hegemónicos históricamente consolidados en la región.

¿Qué significa la Mención para su actividad presente y futura?

En lo personal, esta Mención me resulta grata porque en el ensayo utilizo aportes teóricos estructuralistas que fueron generados en la CEPAL para interpelar los procesos actuales, desde una perspectiva en cierta medida crítica a los discursos dominantes, y es efectivamente la misma CEPAL la que premia esa propuesta de análisis. En ese sentido, se trata de una propuesta analítica que no es similar al neo-estructuralismo cepalino, pero es igualmente reconocida por la institución.
Por otro lado, y de manera más general, la Mención representa un estímulo para seguir trabajando, para apostar a la construcción de abordajes teóricos orientados a comprender las particularidades de la periferia latinoamericana y, a partir de ello, ofrecer herramientas que aporten a los grandes desafíos de construir una América Latina más igualitaria. Lo que considero muy importante resaltar es que estas discusiones, que en cierta medida quedaron plasmadas en el ensayo, no son temas en los que trabajo sola sino que forman parte de un proyecto de construcción colectiva a la que apostamos investigadores y becarios radicados en el Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales del Litoral, en mi caso, bajo la dirección del Dr. Víctor Ramiro Fernández. En tal sentido, es importante revalorizar las instancias de trabajo conjunto a través de proyectos de investigación, becas, cursos y cátedras que compartimos los miembros del grupo de investigación, que nos permiten llegar a resultados como el ensayo presentado en este concurso en particular.

¿Cuáles fueron las características del certamen?

El concurso de ensayos “El futuro de la igualdad en América Latina y el Caribe” fue organizado conjuntamente por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Le Monde Diplomatique (edición Cono Sur) y el portal de noticias NODAL en conmemoración de los 70 años de la creación de la CEPAL. Se orientó a la participación de jóvenes investigadores de América Latina (menores de 35 años), a través de la presentación de ensayos breves e inéditos que aportaran a la discusión sobre el futuro de la igualdad en la región, desde múltiples perspectivas analíticas. En el concurso participamos 80 jóvenes investigadores de 20 países, entre los que se seleccionaron dos ensayos ganadores y se otorgaron cinco menciones honoríficas.

Estimativamente, y retomando el título del ensayo, ¿en qué década llegaría ese “Futuro de la igualdad en..?”

Justamente, al participar en este concurso, una de mis intenciones era exponer una perspectiva crítica acerca de la idea de “un futuro de igualdad en América Latina”. Las propias dinámicas del sistema capitalista, sus contradicciones y conflictos no tienden a generar un patrón de convergencia hacia una mayor igualdad sino que, por el contrario, tienden a agudizar las desigualdades. Además, en las economías capitalistas periféricas, estas desigualdades tienden a ser mucho más profundas que en las economías centrales (no nos olvidemos de que América Latina es considerada la región más desigual del mundo). La propuesta es, entonces, plantear una reflexión, retomando las inquietudes y contribuciones de los autores estructuralistas, acerca de cómo pensar estrategias que permitan reducir las desigualdades y, efectivamente, poder elevar el nivel de vida de gran parte de la población latinoamericana. Hablamos, entonces, de la posibilidad de construir una estrategia “estructurante” de acumulación que esté basada en la cualificación del patrón productivo a partir del desarrollo de un núcleo industrial endógeno, complejo y dinámico, que permita superar las modalidades de inserción internacional primarizadas, y que permita emplear a una mayor parte de la población en actividades con mayores niveles de productividad. De todas maneras, consideramos también que es muy importante que en el marco de esas estrategias se respeten también las formas de producción locales y artesanales, que se rigen por otras lógicas (no propiamente por la lógica de la acumulación), y que están y han estado históricamente muy presentes en la región.

Los desafíos de plantear una estrategia de cambio estructural son muy grandes, tanto en términos teóricos como en términos políticos. Tenemos una tarea muy importante para contribuir a la elaboración de perspectivas de análisis que nos permitan comprender los procesos que tienen lugar en América Latina, y desde los cuales diseñar estrategias orientadas a resolver las desigualdades estructurales. Y necesitamos, también, construir proyectos políticos que los sustenten y legitimen. Modificar el status quo latinoamericano no va a ser nunca una tarea fácil, y el actual contexto regional y global no son alentadores para tal fin. Pero las desigualdades y las heterogeneidades estructurales no solo persisten al igual que hace 70 años sino que, incluso, parecieran reafirmarse. Y eso es suficiente para no abandonar la batalla.

(*) Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales del Litoral. Entrevistó: Lic. Enrique A. Rabe (ÁCS)