Iniciativas de CONICET e Y-TEC

Para consolidar ambientes inclusivos y equitativos

Acciones de sensibilización y visibilización del rol de las mujeres



El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas Técnicas (CONICET) a través del Área de Género y la Dirección de Relaciones Institucionales en conjunto con la empresa de base tecnológica Y-TEC, conmemoraron el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres con una jornada de debate y aprendizaje. La actividad contó con un panel central denominado Reflexiones interdisciplinarias para una Ciencia e Industria más equitativa e inclusiva a cargo de la presidenta del Consejo, Ana Franchi; la subsecretaria de Federalización de la Ciencia, Tecnología e Innovación del MINCyT e integrante del Directorio del CONICET, Luz Lardone; la gerenta Ejecutiva de YPF Química, Martina Azcurra y la líder de la Misión Químicos Innovadores en Y-TEC, Isabel Vega.
El segundo panel, de carácter informativo, dio cuenta de las estrategias de actuación y prevención de las violencias laborales y de género en ambos organismos y la jornada culminó con un taller de mapeo colectivo que tuvo el objetivo de visibilizar, mediante la conceptualización de “Cuerpo Territorio” dónde se plasman las pasiones, luchas y las resistencias contrahegemónicas que se abordan todos los días en los espacios de trabajo.
En Argentina hay más mujeres que varones en ciencia y tecnología, un 53 %, si miramos Europa o Estados Unidos tienen un 35 % y Japón 17 %, entonces:¿por qué seguimos hablando de estos temas? “Porque las mujeres nos quedamos en las categorías más bajas, en el CONICET la categoría más alta es investigador superior y solo hay un poco más del 23% de participación femenina y eso no cambia hace muchos años” afirmó Ana Franchi. Además, la Presidenta del Consejo destacó “el tiempo no resuelve todo, en pandemia pudimos ver que uno de los problemas más comunes son los temas de cuidado y eso quedó en evidencia porque bajó más de un 20% el protagonismo de mujeres en trabajos científicos, porque a lo que ya hacían se agregaron las tareas de la escuela de los hijos e hijas y también la atención a los mayores de la familia, porque las mujeres también cuidamos a los adultos, ya que en sociedades tan envejecidas como las nuestras el rol de cuidado es hacia arriba y hacia abajo”.
Desde los lugares de gestión se tiene la responsabilidad de derribar la incómoda frase: si quieren ser iguales y alcanzar un lugar, que compitan, tan común en los espacios de trabajo que no reconocen la desigualdad en el acceso al mundo laboral por parte de las mujeres, reflexiona Luz Lardone y afirma, “estos dispositivos que están históricamente construidos y no son fáciles de desandar en tiempos breves, se requiere que en todo espacio podamos trabajar, expresar y poner en común, desde distintas disciplinas, la importancia de hacer visible lo invisible, y en aceptar que el tiempo y las condiciones necesarias no siempre son iguales para poder llegar al mundo laboral”.
Desde YPF, Martina Azcurra compartió su trayectoria personal y reflexionó sobre la importancia de erradicar los sesgos que cada uno y una tiene. Por su parte, Isabel Vega de Y-TEC afirmó: “soy consciente que tuve escollos y no me frenaron. Cuando hay violencia laboral se despiertan las inseguridades y una empieza a pensar qué valor tengo yo como profesional, pero hay que confiar en una misma y no parar”.

La jornada de sensibilización finalizó con una actividad denominada mapeo colectivo “cuerpo Territorio” a cargo de Diana Lan, investigadora del CONICET-UNICEN, quien sostuvo “la cartografía nos ayuda a poner en común nuevas formas de comunicación. El mapeo es importante porque tratamos de poner el cuerpo en el centro de la vida, y éste como territorio ocupa un espacio, el cual es producido socialmente; nuestro cuerpo es el primer territorio con derechos que queremos defender”.

Estrategias institucionales de un devenir histórico
Desde el CONICET se está trabajando a diario en fortalecer los protocolos de prevención y las herramientas de actuación ante las situaciones de violencia laboral y de género. En ese marco, la capacitación obligatoria “Ley Micaela: Por una ciencia y tecnología con igualdad de géneros y libre de violencias”, implementada en primera instancia para los cargos de máxima jerarquía, ha sido completada por 700 personas. Fueron dos las cohortes que finalizaron la capacitación de 22 horas con actividades sincrónicas, en las que se propuso un recorrido teórico y se trabajó sobre estudios de caso.
Para completar el aprendizaje y resignificar los saberes adquiridos, se articuló entre el Área de Políticas y Diversidades del CONICET, el Programa Géneros en Ciencia del MINCyT y el Centro de Políticas Públicas, Comunicación y Tecnologías de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y la producción del Teatro Picadero la puesta en escena de la obra teatral “Jauría”.
El Teatro documental fundamenta su dramaturgia alrededor de hechos reales y en ese contexto Jauría es un montaje alrededor del célebre juicio a los cinco integrantes de “La Manada” reconstruyendo las distintas versiones vertidas en un juicio que marcó un antes y un después en la jurisprudencia y en la sociedad. La obra fue creada a partir de las transcripciones del juicio que tuvo lugar entre 2017 y 2019 con fragmentos de las declaraciones de acusados, denunciantes, abogados, fiscales y medios, sin ningún texto agregado ficcional.
Dora Barrancos y Ana Franchi compartieron el escenario para enmarcar la actividad y dejar algunas reflexiones. “El desafío es modificar viejos parámetros, derribar barreras y no reproducir estereotipos que se cristalizan en las carreras profesionales y trayectos formativos, por ello se incorporó un curso breve y autogestionado en Ley Micaela que será de carácter obligatorio para quienes deseen ingresar a la carrera del investigador/a en las próximas convocatorias” concluyó, Ana Franchi.
Dora Barrancos compartió la emoción de culminar esta primera implementación de Ley Micaela con una obra como Jauría y afirmó “es una obra excepcional, que conmueve muchísimo. Tenemos que celebrar esta articulación entre academia, ciencia y arte. Tenemos la necesidad de promover otras relaciones en el ámbito científico y académico, para alterar las pautas misóginas, machirulas y patriarcales. La ley Micaela no tiene solución de continuidad, lo ha dicho muy bien Ana Franchi, temporalmente hay que revisar las capacitaciones y observar, por lo que cerrar con la obra es un gran aporte, porque tiene una dosis pedagógica que juega una síntesis estética y ética muy importante”.