INCAPE

La historia de los monoglicéridos y la exportación de biodiesel

Gustavo Mendow es investigador de CONICET en el Instituto de Investigaciones en Catálisis y Petroquímica (INCAPE).


De izq. a derecha: Mendow y Querini. Foto: CONICET Santa Fe.

 

Gustavo Mendow es investigador de CONICET en el Instituto de Investigaciones en Catálisis y Petroquímica (INCAPE). En 2014, mientras trabajaba en el grupo dirigido por Carlos Querini en la producción de un coadyuvante agrícola para una empresa local, notó que los monoglicéridos del producto alcanzaban un valor no esperado, positivamente bajo. Los valores en monoglicéridos son una propiedad muy importante del biodiesel -biocombustible líquido producido a partir de los aceites vegetales y/o grasas animales- que, entre otras ventajas, habilita -o no- la posibilidad de exportar el insumo a otros países.

A partir de esta experiencia y de los datos obtenidos, comenzó un nuevo camino de investigación cuyo horizonte era bajar el contenido de monoglicéridos, compuestos que aparecen en el proceso de producción del biocombustible, un objetivo que se alcanzó. Simultáneamente, los científcos observaron que este nuevo proceso no solo disminuía los monoglicéridos, sino que además extraía otras impurezas (los glucósidos esteroles) del biodiesel, dándole un valor agregado adicional. El trabajo generó la publicación de una patente en 2014 y luego la firma de un convenio con la empresa Dreyfus, multinacional francesa líder en el desarrollo agroindustrial en el país.

El nivel de glucósidos esteroles en biodiesel es importante para la industria, según Mendow, “ya que estos compuestos, que son solubles en el aceite, se transforman químicamente durante el proceso de producción y se tornan insolubles, y esto provoca la formación de sólidos que precipitan. Cuando el biodiesel se mezcla con el gasoil, se precipitan aún más y se forman depósitos en los tanques de almacenamiento, en los tanques de combustibles de autos, especialmente en zonas frías. Y esto, es un problema.” 

La historia

“En un principio, las empresas no se interesaban por la patente”, nos relata Mendow, y sigue: “en 2015, diserté en un congreso internacional de grasa y aceite, en el que la mayoría de los participantes trabajaba en la producción de biodiesel. Apenas terminó la charla se acercaron representantes de 4 empresas. La que mostró más interés sostenido en el tiempo fue Dreyfus, que ya había firmado importantes convenios con CONICET bajo la dirección de Carlos Querini. Desde el año 2007, el Dr. Carlos Querini asesoró a esta empresa en la temática de producción de biodiesel. En 2010, CONICET y UNL rubricaron un acuerdo con Dreyfus mediante el cual: “la empresa LDC Argentina (Louis Dreyfus) solicitó al grupo de trabajo el asesoramiento para estudiar en detalle su planta de producción de biodiesel -provista por Westfalia (Alemania)-, y que es la de mayor capacidad de producción en Argentina (300.000 ton/año).

El objetivo central, era poder entender el comportamiento de los reactores, para luego proponer mejoras que permitieran disminuir el consumo de catalizador, de alcohol, y mejorar los niveles de conversión, con el objetivo de alcanzar niveles de monoglicéridos inferiores a 0,6%.

Por la confianza generada en estos trabajos, la empresa decidió arriesgar e implementar esta tecnología  que no había sido probada nunca en planta.  En el año 2016se firmó un convenio de transferencia de know how de la tecnología desarrollada y patentada que implicó varias etapas de trabajo: negociación de precios, análisis de las corrientes, reuniones con los departamentos de proyectos, procesos, entre otras. Finalmente, cuando se llegó a un acuerdo, se iniciaron las tareas de ingeniería, lo que significó pasar de la escala de laboratorio a transformar la planta productora de la empresa.

En el camino surgieron problemas, pero con el apoyo del jefe de planta y de personal del laboratorio de Dreyfus (Cristian Ciribe y César Gorordo), “dos tipos muy emprendedores que confiaron mucho en el proceso”, agrega Mendow, el proyecto tuvo éxito. Se hicieron -no sin dificultades- las modificaciones y la puesta en marcha de la planta: “fuimos y pudimos hacer la prueba y ver que el comportamiento del proceso en la planta era muy similar a lo que habíamos visto en laboratorio, lo cual fue espectacular”. 

Resultados

Fueron dos a tres meses desde la primera prueba hasta la salida del biocombustible con la calidad deseada. Y desde entonces, y durante casi dos años, la planta produjo con el proceso diseñado por los investigadores de INCAPE. Además, el biodiesel obtenido es de mejor calidad y se logra con menor consumo de catalizador, un tercer insumo en costo dentro de la producción del combustible. Completa Mendow: “Los monoglicéridos que obtiene esta empresa son los más bajos que produce una planta en todo el mundo. No hay una compañía que venda un biodiesel con monoglicérido a 0.2 % como lo venden ellos”. En síntesis, el nuevo proceso no solo mejora la calidad, sino que ahorra costos.

El presente y el futuro

En enero de 2019 se firmó un convenio con la empresa Bionogoyá S.A. para utilizar la tecnología patentada en su planta, en la ciudad de Nogoyá, Entre Ríos. “Nos encontramos en las etapas preliminares. Afines de febrero se puso en marcha la primera instancia del proyecto. Por otro lado, el grupo de trabajo estuvo en contacto con empresas de Colombia, también interesadas en esta tecnología.

 


EQUIPO DE TRABAJO
Dr. Carlos Querini, investigador principal CONICET en el INCAPE y UNL (Profesor en la Facultad de Ingeniería Química).
Dr. Gustavo Mendow, investigador adjunto CONICET en el INCAPE y UNL (JTP Cátedra de Tecnología de la Electricidad y de los Servicios Auxiliares.)
En 2014, trabajaban junto a la pasante Maira Maquirriain (en la actualidad becaria doctoral ANPCYTT) y la Dra. Claudia Neyertz (Investigadora Adjunta CONICET).

CONTEXTO NACIONAL
En 2006, se sancionó la Ley 26.093 que establece el “Régimen de Regulación y Promoción para la Producción y Uso Sustentable de los Biocombustibles”. Dicha ley establece que la nafta y el gasoil que se comercialicen dentro del Territorio Nacional, deberán ser mezclados con un 10% -como mínimo- de biodiesel aportado por el sector Pyme. Las grandes empresas de biodiesel, según la ley, destinan su producto al mercado externo.

CONTEXTO INTERNACIONAL
Los últimos años se ha dado un proceso de cierre de los principales mercados de exportación: Estados Unidos y Europa, estando este último en proceso de reapertura.

INCAPE “Ing. José Miguel Parera”
Desde 1978, realiza investigaciones en las áreas de química, petroquímica, refinación de petróleo y procesos catalíticos en general. El Instituto reúne el trabajo de más de 150 personas en tareas de investigación, apoyo a la investigación y administración. https://incape.conicet.gov.ar/

Por: Paula Pochettino, ÁCS CONICET Santa Fe.