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La quema de pastizales en humedales y sus efectos nocivos / Un importante documento de INALI (CONICET-UNL) describe los graves problemas que se generan cuando los incendios, mayoritariamente intencionales y acentuados por la gran sequía, se vuelven ingobernables


Foto 1: Dra. Vanesa Arzamendia (INALI). Ruta 62, a la altura de Cayastá-Cayastacito. Foto 2: Lic. Alba Imhof (FHUC-UNL), Alto Verde, Santa Fe.
Foto 1: Dra. Vanesa Arzamendia (INALI). Ruta 62, a la altura de Cayastá-Cayastacito. Foto 2: Lic. Alba Imhof (FHUC-UNL), Alto Verde, Santa Fe.

Los incendios intencionales constituyen un importante agente de perturbación de los ecosistemas que afecta millones de hectáreas cada año. Esta práctica se realiza principalmente para promover el rebrote para la alimentación de bovinos, como una forma de controlar grandes incendios naturales al impedir que se acumule material vegetal seco o como un medio para regular el desarrollo de plagas que dañan las cosechas. Los problemas graves se generan cuando estos incendios, acentuados por intensas sequías, se vuelven ingobernables, como está ocurriendo actualmente en gran parte de nuestro país, afectando a los ambientes, su biota y la salud humana.

Gases efectos invernadero

Las quemas generan emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera y también se emiten otros que afectan el ozono estratosférico. Estas alteraciones químicas de la atmósfera se traducirán en pérdidas en la producción agropecuaria (por cambios climáticos y afectación de los suelos) y en la biodiversidad de los ambientes (aire, suelo y agua).

Calidad del agua

Los incendios de pastizales y bosques provocan la disminución de los niveles de infiltración y retención de agua en el suelo y producen una pérdida del carbono almacenado en la vegetación y del carbono y nitrógeno en las capas superficiales del suelo. Estas pérdidas pueden demorar más de una década en ser recuperadas. Con el incendio aumenta la producción de carbón superficial y almacenado bajo tierra y se modifican los flujos gaseosos, la liberación del carbono (CO2) y de partículas (cenizas) a la atmósfera y al agua. Mucho del material liberado precipita o escurre hacia los cursos o cuerpos de agua y provoca cambios en las concentraciones de nutrientes, la carga de sedimentos, el contenido de carbono y la concentración de metales. Es por todo esto que los incendios en humedales, como los que están ocurriendo en las islas del río Paraná y el río Salado, impactan negativamente sobre la calidad del agua. Todo el ecosistema se ve modificado, ya que, aun cuando los ambientes puedan parecer recuperados en los meses o años posteriores a los incendios, estos provocan cambios en la vegetación y en la composición de especies zoológicas (aves, anfibios, reptiles, mamíferos, invertebrados, etc.) e incluso, muchas veces facilitan el reemplazo de especies nativas por exóticas que crecen o se adaptan más rápidamente que las nativas, es decir, toda una modificación de la biodiversidad.

Retraso en la posibilidad de rebrotes

A diferencia de lo que sucede generalmente en los ecosistemas terrestres, cuando el fuego ocurre en los humedales solo suele tener lugar una remoción de la biomasa área. Los sustratos saturados o cubiertos de agua de estos ambientes protegen la biomasa subterránea la cual presenta yemas de renuevo de los vegetales que permiten la rápida regeneración de las especies, pero, durante sequías extraordinarias como la que estamos atravesando en la actualidad, donde esos bulbos y rizomas no se encuentran protegidos por el agua, el daño a la vegetación es mucho más profundo y limita o retrasa la posibilidad de rebrote. Por otro lado, en ocasiones, el aumento de nutrientes en el agua producto del aporte de las cenizas puede provocar un incremento de la biomasa de vegetación acuática con consecuencias para toda la comunidad asociada a dicha vegetación. Debe mencionarse también que los suelos carbonizados quedan vulnerables a la erosión hídrica y al deterioro por pisoteo de ganado. En cuanto a la utilización de la quema para mejorar la utilidad de los “pajonales” para la alimentación del ganado, existen otras técnicas de manejo alternativas a la quema, como el desmalezado mecánico, que producen mayores volúmenes de forraje de mejor calidad.

Los que no pueden escapar a las llamas o el calor

El impacto del incendio depende principalmente de la intensidad y extensión, que a su vez se encuentra influido por variables climáticas, hidrológicas y por la cantidad de combustible disponible en el ecosistema. Dependiendo de la composición mineral y el tipo de vegetación, las temperaturas resultan letales para los organismos de los primeros centímetros de suelo (invertebrados y otros microorganismos). Muchos invertebrados terrestres, así como anfibios, reptiles e incluso algunos mamíferos no escapan a las llamas o al calor y mueren durante el incendio y muchos de los que sobreviven, mueren posteriormente por la pérdida de su hábitat, refugios, recursos tróficos, aumento de la depredación, etc. En pequeños cuerpos de agua puede ocurrir un aumento rápido de la temperatura y producirse la muerte de peces durante incendios catastróficos. Los sedimentos liberados por las quemas también pueden disminuir el éxito reproductivo de los peces. Generalmente, los cambios de hábitat inducidos por el fuego tienen efectos más profundos a largo plazo que el propio fuego sobre la biodiversidad, e incluso pueden durar muchos años, ya que, a los impactos directos e inmediatos de la destrucción rápida del hábitat provocada por los incendios, se suman efectos mediatos e indirectos aún más difíciles de medir y cuantificar, pero presentes y perdurables.

Salud humana

Los grandes incendios en los humedales pueden afectar los servicios ecosistémicos y recursos que brindan a los pobladores y las economías locales. En cuanto a la salud humana, el principal resultado de las quemas que podremos notar es la presencia de una gran cantidad de humo. El humo es el resultado de la combustión incompleta de un material y es una mezcla de gases, vapores y pequeñas partículas líquidas (gotas) y sólidas (carbón u hollín) en suspensión. Los gases que se desprenden van a depender en gran medida del tipo del combustible, pero la mayoría son tóxicos.

Dentro del humo se formarán muchas sustancias capaces de generar daño agudo (corto plazo) o crónico (largo plazo) sobre la salud humana. Estos gases tóxicos pueden ser irritantes y asfixiantes, siendo los más importantes el monóxido de carbono, cianuro, amoniaco, benceno, formaldehído, óxidos nitroso y nítrico. El hollín y las partículas líquidas ayudan a la propagación de los tóxicos en el organismo. La principal forma de entrada de las sustancias tóxicas es la vía respiratoria y así se incorporan al torrente sanguíneo a través de los pulmones. Las partículas de mayor tamaño suspendidas en la atmósfera pueden quedar atrapadas en el material mucoso del aparato respiratorio, o bien inducir el reflejo de tos y eliminarse con cierta facilidad. En cambio, las partículas pequeñas pueden llegar más profundo en el aparato respiratorio y producir alteraciones mayores e incluso inducir procesos asmáticos o agravar los preexistentes.

Si bien la población en general puede sufrir consecuencias, los más afectados serán ancianos, niños, personas con enfermedades respiratorias previas (asma, enfisema, EPOC, etc.), fumadores, inmunodeprimidos, embarazadas y enfermos cardíacos. Las principales manifestaciones que pueden aparecer por respirar humo incluyen tos, ardor en los ojos, goteo nasal, irritación paranasal, ataques de asma, dolor de cabeza, dificultad para respirar o aceleración de los latidos cardíacos.

La legislación

La quema de pastizales tiene diferentes miradas, pero, debido a la multiplicidad de efectos perjudiciales que muchas veces provoca, en la Provincia de Santa Fe está prohibida por varias leyes nacionales y provinciales. Desde el sector científico y académico nos encontramos preocupados por la magnitud de los incendios que vemos a diario en nuestra región y en todo el país. Consideramos que la prohibición de las quemas de todo tipo y bajo toda circunstancia no siempre es la mejor opción y existen experiencias de quemas prescriptas y controladas incluso en áreas naturales protegidas de argentina (por ejemplo, en el Parque Nacional Mburucuyá, en la Provincia de Corrientes), por lo que el debate sobre este tema debe ser profundo. Wangari Maathai, Nobel de Paz en 2004 dijo: "No son las cosas grandes las que marcarán la diferencia, sino más bien los pequeños pasos que demos cada uno cada día". Apelamos a la responsabilidad de todos los sectores en la toma de decisiones y al cumplimiento de las leyes vigentes para resguardar la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas, e instamos a que se convoque a especialistas en la temática para abordar junto con otros actores sociales este problema de manera participativa y eficiente.

Por el Instituto Nacional de Limnología (INALI, CONICET-UNL)

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Foto 1: Dra. Vanesa Arzamendia (INALI, CONICET-UNL; FHUC-UNL). Ruta 62, a la altura de Cayastá-Cayastacito.

Foto 2: Lic. Alba Imhof (FHUC-UNL), Alto Verde, Santa Fe.